jueves, 19 de enero de 2012

Pasión Campesina


                                          "Ranchito" obra del pintor Darío Mastrosimone.


El joven cerró los ojos, dispuesto a dormitar unos minutos más, decepcionado porque el buen sueño había sido sólo eso, un sueño. Y vino a su mente aquello que le hicieron aprender de memoria en el colegio:…

“ qué es la vida , un frenesí,/ qué es la vida, una ilusión,/ una sombra, una ficción/ y el mayor bien es pequeño,/ que toda la vida es sueño/ y los sueños sueños son…”

Sólo eso recordó, era más extenso el fragmento. Entre lo poco que recordaba de sus pobres resultados en su paso por la escuela secundaria, estaban algunos fragmentos de poemas; le gustaba la poesía…Con esos recuerdos se volvió a quedar dormido.

Juan transitaba por los momentos más ácidos en sus aspiraciones de alcanzar el corazón de Clarita. Su estado de alerta por lo que ocurriera en La Veguita, especialmente lo que involucrara a la jovencita que lo desvelaba, lo impulsaba a recorrer el camino principal casi permanentemente.

Así fue como esa tardecita había visto pasar a Zoilo y Amir con rumbo a “El Baratillo”. Se preguntó de dónde vendrían… Acaso del pueblo …O tal vez de La Veguita, la curiosidad se transformó en intriga y se contuvo para no salirles al encuentro.

Entonces prefirió apartarse del camino y esperar el regreso de Zoilo para averiguarle qué hacía paseando a caballo con el turquito. Se apeó , sacó la tabaquera y sentado en un tronco se puso a armar un cigarro. El peoncito de Doña Rosario no podía tardar, a no ser que los turcos le invitaran una copa. De todos modos se decidió a esperar. Sabía que Zoilo nunca se demoraba ni volvía de noche a La Veguita. A criterio de Juan, el muchacho era un fiel y obediente peón; a su juicio demasiado obediente y sumiso ante las normas que establecía la dueña de casa.
.................................................Continuará............................................
Los hechos y personajes de este relato son ficticios.-

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