Acuerdo
Después de unos segundos de silencio, Esteban le
respondió con un lacónico: -No lo se, es
tu problema.
-Y tuyo -La respuesta de la mujer fue como una saeta
y continuó hablando sin dejar que la interrumpiera. Le dijo que no era verdad
sino un argumento bajo y mezquino que no podía pasarle una mínima parte de las
ganancias para el sustento. Y para rematar su alegato lo conminó a que
realizaran un acuerdo ante escribano para lo cual ella se haría asesorar por un
abogado. A partir de ahí, Esteban flexibilizó su postura y finalmente Aurora
pudo retirarse con la concesión de parte de su socio en el sentido que
quincenalmente recibiría el treinta por ciento de las ganancias obviamente una
vez deducidos los gastos. Esteban logró incluir en dichos gastos el sueldo para
la persona que reemplazaría a Aurora lo cual a ella le pareció razonable y a la
vez porque no convenía tirar tanto de la cuerda y antes bien dejarle al hombre
la sensación de que el acuerdo era conveniente para él. Ella conocía bien el elemento
machista en el esquema de pensamiento de su ex pareja.
Algo le sonó raro. Ah, sí, era eso de ex
pareja.
Esa tarde misma Aurora retiró, del departamento que
habían compartido, parte de sus ropas y los artículos personales indispensables
para instalarse por unos días en casa de su prima Rosalía con la cual, a pesar
de no tener una relación constante, se mantenían en contacto y conservaban el
afecto nacido en la infancia. Mientras se abocaría a buscar un pequeño
departamento para alquilar. Después de estas acciones, cayó en la cuenta que
debía llamar a Bernardo al hotel donde se hospedaba, seguramente la habría
llamado ya al departamento y lo que menos deseaba era que quien lo atendiera y
le diera la noticia del alejamiento fuera Esteban. Cuando e conserje pasó el
llamado y su pretendiente la atendió, solamente se limitó a darle el número
telefónico de su prima. Él quiso saber más pero ella se mantuvo firme en que le
relataría lo sucedido cuando se encontraran personalmente. Bernardo le preguntó
la dirección para pasar en su búsqueda esa noche para cenar. En vano ella trató
de posponer el encuentro para unos días más adelante- necesitaba tanto ordenar
sus ideas- Pero Bernardo no claudicó en su propósito arguyendo que cuestiones
relativas a su estancia no le permitirían quedarse más de dos días en la ciudad.
Así que finalmente ella accedió a que se vieran esa noche para cenar juntos.
Cuando cortaron la comunicación, la mujer procuró
tranquilizarse para poder pensar en su posición actual y entre otras cosas establecer
una estrategia respecto de su actitud tanto frente a uno como a otro de los dos
hombres que estaban influyendo decididamente en su futuro. Antes debía
desempacar y disponer la ropa adecuadamente para decidir qué vestiría esa noche
en la cena. (Continuará)
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Los hechos y personajes de este texto son ficticios e imaginados por quien suscribe.