lunes, 27 de febrero de 2012

Pasión Campesina



Doña Rosario estaba cocinando cuando, cerca del mediodía, llegó Juan. Un rato antes los teros habían alborotado el silencio de la mañana y reciencito los perros le habían anticipado que la visita era lara su casa. Así es que atisbó hacia el frente.
Juan, conocedor de la casa, ató su caballo a un palo firme del cerco, le quitó el freno para que comiera un poco del pastito que crecía al reparo de los ligustros y la madreselva. Golpeó las manos  al tiempo que, desde la ventana de la amplia cocina, la dueña de casa le decía en voz alta:
- Pasá Juancito… Pasá.
El gauchito pasó, saludó a la mujer, aceptó el convite para que se sentara y, a pesar de haberlo estado pensando desde la tardecita anterior, no sabía cómo comenzar.
Por suerte para él, la dueña de casa siempre tenía algo que decir o preguntar para motivar la conversación.
-Ycómo están por tucasa.
-Bien, gracias.
-Mejor así dijo Rosario. Has llegado a tiempo para el almuerzo. ¿O tenés apuro?
-Sí. Dijo él en seguida. Y luego rectificó. 
-¿Entonces ¿ ¿O preferís unos mates? La vez anterior no me aceptaste.
-Sí, unos mates. Dijo él.
Y así, mate de por medio, al rato; después de hablar del tiempo y de cómo estaban los animales, se encontró Juan tratando de hablar del asunto que lo había traído. La mujer bien sabía de qué se trataba pero esperó  que fuese él quien lo dijera.
-Doña Rosario…Como usted sabe. Yo he sentido siempre un cariño grande por Clarita. Y sé que usted la quiere mucho y desea lo mejor para el futuro de ella. Ahora he venido para hablarle para pedir su mano… Ya sé porque a usted misma se lo he oído, que ella es muy joven todavía, pero…
Hizo una pausa que la mujer no quiso aprovechar porque sabía cuánto le costaba a Juan tocar el tema. Así que esperó mientras seguía cebando el mate, a que encontrara las palabras para seguir con su discurso. Lo veía realmente preocupado.
-Pero –siguió él al fin- he querido hablar con usted para advertirle que tenga cuidado con el sobrino del turco , que parece estar también interesado en su nieta. ..
Ya me imaginaba que por ahí venía el asunto, pensó para sus adentros la mujer.
-Y lo que quiero advertirle es que ese forastero no le conviene…No es hombre para Clarita.
...............................................................Continuará....................................
Los hechos y personajes, de este relato,  son ficticios.-

jueves, 16 de febrero de 2012

PASIÓN CAMPESINA

                                                        Obra del pintor  Rodolfo Ramos

A la mañana siguiente, en El Baratillo, Amir, quien decidió permanecer unos minutos más en la cama, se había vuelto a dormir profundamente. Unos golpecitos en la puerta de la habitación lo sobresaltaron, era su tío: -¡Amir, levántase!

Rapidamente el joven se vistió, fue al baño, se lavó la cara con agua que a propósito se dejaba en un recipiente para los diversos usos. En pocos minutos estuvo en el negocio para compartir unos mates con su tío. Conversaron, Contó que había estado de visita en lo de doña Rosario. Pero fue breve la charla, su tío, como siempre, estaba pensando en las diversas tareas por hacer y repartírseas con el muchacho.


En tanto, en otro rincón de La Vega, Juan fue despertado cuando los rayos del sol, entrando a través de la ventana, le dieron sobre el rostro. Quedó unos minutos pensando, y fue recordando las instancias del día anterior hasta que sintió la preocupación por lo que se había propuesto, y cómo encararía a la abuela de Clarita; tenía que pensar bien qué y cómo lo diría. No podía equivocarse en sus argumentos, por ser demasiado fuerte y molestar a la veterana o demasiado débil como para fracasar en su propósito de alejar a Juan de las posibilidades del noviazgo oficial de la joven.

No enía prisa, pensó que en algún momento, de la mañana o mejor del mediodía, llegaría a la casa de su pretendida. Primero hablaría con la mujer mayor y después pediría que se hiciera presente la joven…O perdiría de hablar a solas primero con una y luego con la otra.

Le quedaba una semana de descanso antes de volverse a la estancia a retomar su trabajo como mensual. Y pretendía dejar las cosas solucionadas aquí, su noviazgo oficializado antes de irse. No era cuestión de dejar las cosas tal cual estaban, no. Eso sería concederle mucha ventaja a su oponente.

Se manejó con la parsimonia propia del hombre de campo, después de levantarse y tomar sus buenos mates con su padre que arreglaba unos aperos y con su madre que estaba zurciendo medias, se rasuró la barba, fue al potrero cercano a la casa donde pastaba su caballo, lo trajo , lo ensilló y se vistió con las pilchas de salida. La maniobra estaba en marcha. Era un día decisivo en su vida. Pero no quiso centrarse en ese pensamiento y prefirió silbar bajito una copla lugareña mientras se dirigía a cumplir con su propósito.

Mientras iba al tranco de su caballo, desde el camino divisó a media distancia El Baratillo y prefirió desviar la mirada y acentuar el silbo, taloneó el caballo y con un suave azote de la sotera del rebenque apuro su monta y lo lanzó al galope largo hacia su destino. (Continuará)
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Los hechos y personajes de este relato son ficticios.-

jueves, 9 de febrero de 2012

Pasión Campesina




Se reprochaba el gaucho por haber sido tan lento en su proceder.

Se acusaba de iluso por haber creído que nunca ningún otro pretendiente se le cruzaría en el camino. ¡Caray! Habiendo tenido todo el campo para él solo, se dejó estar como buen chambón que era. Si le hubiera llevado un regalo y la hubiera invitado a ir al pueblo. O si se hubiera acercado a la joven cuando con su tía y la Jacinta iban los domingos a la misa. ¡Claro pué! Así tal como hizo el turquito. Pero ni se le ocurrió; él ni se acercaba a la iglesia, ¡esas cosas eran pá las mujeres. Ahora comprendía que en cuestiones del corazón uno debía echar mano de otros recursos , usar la cabeza. ¡Eso a él siempre le había costado. Ya desde la escuela no le gustaba estrujar mucho el cerebro…

Y así, al paso lento de su caballo, ya entrada la noche, el pobre Juan se reprochaba y se

sentía cada vez peor. El caballo le pedía rienda, por momentos se apuraba por propio empeño queriendo llegar a destino y descansar, había sido un día muy trajinado yendo y viniendo.

Unos teros levantaron vuelo ante el paso del jinete y este levantó la apesadumbrada cabeza hacia el cielo, vio la luna grande que se asomaba detrás de la loma atravesada y se detuvo mirando su rojiza forma como una cara curiosa de sus desvelos.Cambió el rumbo de sus pensamientos, vio el problema desde otro enfoque: ese turquito, porteño y forastero: era un hombre para Clarita, se preguntó. No, sin duda que no lo era. ¿Con qué la iba a mantener si se juntaban? Nunca el turco viejo, tacaño le iba dejar el negocio…¿Y entonces? Si no sabía hacer trabajos de campo…¿De qué iban a vivir? O acaso pensaría volverse a la ciudá y llevársela ¡Dios Libre! Qué sería de la pobre, acaso tan lejos, pronto el inútil la abandonaría con un guachito, como les pasaba a tantas muchachas que se habían ido a pueblos más grandes. No debía permitirlo. ¡Cómo doña Rosario podía estar tan creída y confiada! Hablaría con ella mañana mismo. Le haría notar que ese turquito no era nada bueno para el porvenir de Clarita.

Y con ese pensamiento se sintió mejor; hasta le pareció que la luna le hacía un guiño, desde lo alto, ahora con luz más clara e intensa. Así llegó a su casa, salieron a recibirlo los perros moviendo sus colas en señal de saludo.

Juan le quitó el recado al animal, le pasó suavemente el mango del rebenque por el lomo a manera de masajes y lo soltó a que descansara , se alimentara en el potrero y bebiera el agua fresca del arroyo que viniendo de las cumbres del Chapelco pasaba con su tesoro claro y cantarino rumbo al Lácar.

Más tranquilo y seguro del próximo paso que daría al día siguiente, el joven se fue también a descansar.
.................................................................................................Continuará
Los personajes y hechos de este relato son ficticios.

jueves, 2 de febrero de 2012

Pasión Campesina

Lo que quiero saber- continuó Juan- es de dónde venían vos y el turquito…Los divisé de lejos, hace un rato yendo en dirección al boliche. Y… espero saber si es lo que estoy pensndo…


El otro le relato entonces que Amir había ido de visita a La Veguita, esa tarde y quepor orden de la dueña,  él le facilitó caballo y lo acompañó de regreso a lo del tío porque se hizo tarde.

-Ya me estaba pareciendo…¿Y tan aniñao es el foraterito que precisa que lo acompañen?

Zoilo dijo entonces que, el muchacho de la ciudad era la primera vez que montaba a caballo.

-Así que fue de visita. Rapidito el forastero…Eso me confirma entonces que es bienvenido en la casa de Doña Rosario. Pensó un momento y siguió su reflexión en voz alta:- razón de más para que yo me despierte y de el paso que sigue . Está bien… Agradecido Zoilo por las noticias. Seguí tu camino que si llegás tarde la patrona te va a reprender…Mañana voy a andar por allá, les haré una visita yo también. No les comentés que te estuve averiguando cosas.
Zoilo asintió, bastante sorprendido aunque, conociendo los afanes de Juan, por ennoviarse conClarita, no debería haberse sorprendido.
 ¡Hasta mañana! Le dijo Juan y le tendió la mano, la estrechó Zoilo y ambos se separaron para seguir cada cual su camino; los dos seguramente pensando en el mismo asunto aunque con distintos puntos de vista.

Juan buscó su caballo que tranquilo estaba ramoneando los tiernos y verdes pastos, lo montó de un salto ágil y preciso y lo orientó con las riendas para volver al camino y rumbear para la casa de sus padres, en la punta de La Vega. No apuró el paso, lo fue llevando al tranco. Era la mejor marcha para pensar en la situación que lo preocupaba.
..............Este relato continuará. Los hechos y personajes son ficticios...................