"Caballo blanco" de Stephen Koekkoek
Esa noche Amir se acostó rendido y feliz, el cuerpo algo dolorido por el trajín del día, la caminata hasta "La Veguita" y el regreso a caballo , que no había imaginado. Por la mañana habían ido al pueblo en la chata de su tí; despuésla visita por la tarde.
Se despidió y le agradeció a Zoilo en el palenque, el lugareño se volvió silbando y llevando de iro el alazán. Ambos se despidieron con la sensación de haber hecho una nueva amistad.
A poco de conversar con su tío y relatarle brevemente su experiencia de esa tarde, Amir se fue a la habitación, no tenía apetito, se extendió en la cama, su respiración se fue apaciguando y pensó en la vida que tenía en la ciudad tan diferente a esta que hoy era su realidad.
Las salidas a diario con los amigos, jugar al truco por las cervezas y a veces apostando, además , algún pesito para hacerlo más interesante. Todo eso se había terminado abruptamente el día en que su padre serio y su madre llorosa lo habían despedido en Constitución, en el Ferrocarril del Sud, con rumbo a Zapala.
Trató de impedir que entrara en sus pensamientos el recuerdo de Analía, una chica con la que había salido un par de veces y en ese dulce recuerdo se quedó dormido. Se revolvió en un lecho de sábanas sedosas y sintió junto al suyo el cuerpo cálido y suave de la mujercita, que había invadido su mente. Flotaba en una estela celeste y dorada…Rodeó la cintura de Analía…¿O era Clarita? ...Ella se dejó atraer hasta que los cuerpos estuvieron muy juntos y ensamblados en una perfecta sincronía que la naturaleza había tejido por siglos para llevarlos a ese preciso instante de supremo goce. Su corazón latía al unísono con el de ella, como si ambos fueran sólo uno y, una dulce y cálida sensación de placer bajó desde el corazón hacia un íntimo y embriagante contacto que lo estremeció con placer tan intenso que desperó de golpe.
Estaba bañado en transpiración y , al palpar su entrepierna contactó aun erecto y húmedo su miembro viril… Su primer pensamiento al retomar la conciencia fue que había soñado y al segundo la preocupación por si habría o no mojado las sábanas que, por cierto no eran de seda sino de un lino mucho más cotidiano y menos costoso.
En el pasillo que iba de los dormitorios a la cocina sintió la carraspera de Salim, que se había levantado, temprano como siempre, cuando los gallos anunciaban otro día.
.........................................Continuará...............................................................
Los hechos y personajes del relato son imaginarios.
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