Hoy se reanuda el relato “La Princesa del Azar” cuyos hechos y personajes son totalmente imaginarios.-
En adelante las entradas se publicarán los viernes;
Este relato se inició el día 03./10/2013; Para leerlo desde el principio hay que retroceder en las páginas del Blog.
La sorpresa se reflejó en el rostro de Aurora. Lo que menos había esperado era ver esa noche en la barra a su amigo, el estanciero sureño. Él se levantó para saludarla y cuando ella extendió su mano, el hombre inclinó la cabeza y acercó sus labios al dorso sin llegar a rozarla, pero tan cerca estuvieron de hacerlo que la dama percibió el calor que exhalaban.
-Buenas noches- dijo ella y él, a manera de saludo -Dichosos los ojos que la ven.
Aunque pensó que la frase había sido cursi, a la homenajeada le quedó claro que Bernardo estaba siendo sincero, precisamente por eso alejó rápidamente ese pensamiento y manifestó su sorpresa por encontrarlo allí esa noche. –Quiero serle franco – dijo él y ella se estremeció. Hubiera preferido que no estuviera allí esa noche y en lo posible nunca hubiera estado antes y menos que volviera a estar en el futuro. Al fin y al cabo, su situación presente era cómoda en el rol de socia de Esteban. ¿Qué se proponía este señor al aparecer tan decidido a galantearla. Ya en su estadía anterior tuvieron un amago de simpatía mutua, pero pareció ser nada más que eso. Ahora apareciendo de pronto en El Azar, su inquietud pasó a ser preocupación.
–Le decía …- Dijo él interrumpiéndole el pensamiento.
-Disculpe, ¿Me decía?
Entonces Bernardo le relató que había adelantado su viaje a la ciudad para volver a tener el privilegio de verla. –Es muy amable , pero no debió tomarse esa molestia.- Bernardo lejos de amilanarse le replicó:- Al menos acepte que le invite con una copa. – Como usted sabe, estoy trabajando- Argumentó ella sin pensar que era habitual que sostuviera una copa en la mano, no importando si contenía whisky o té azucarado. Él, ya en papel de decidido de cortejante argumentó a favor de su causa: -He recorrido mil quinientos kilómetros para ofrecerle una copa.
Aurora no pudo evitar reír de buena gana ante el alegato. Pero, se arrepintió al instante de haberlo hecho. No obstante dijo –Está bien, un whisky.
Encantado de su logro, él transmitió el pedido al barman y como éste, conociendo los códigos, fue a servirle de la botella especialmente preparada para la señora, ella le ordenó:
- Servime un Chivas.
Necesitaba un trago. Lo que estaba sucediendo era muy fuerte y ella pretendía darse fuerzas con un sorbo de alcohol, calmarse y pensar la mejor estrategia para desalentar a aquel pretendiente que el destino le había enviado sin consultarla. Bebió y mientras lo hacía se preguntó cuál sería la intención del estanciero. Se trataría de un simple capricho de un tipo adinerado que buscaba una aventura o estaría frente a una intención seria.
Mientras ella discurría con el pensamiento tales posibilidades, Bernardo le hablaba sobre el largo viaje y su llegada esa tarde a Buenos Aires; poniendo énfasis en la felicidad de estar de nuevo en El Azar. En ese punto, Aurora juntó coraje para replicarle: -Realmente me ha sorprendido su presencia esta noche y más al fundamentar su viaje en la intención de verme. Señor Cuenco, debo hacerle saber que, además de socia en “El Azar”, soy la pareja del dueño. ¿No se lo comentó su amigo?
Este relato es totalmente imaginado por quien edita este Blog, no guarda relación con personas reales.- No está permitido el uso parcial ni total del texto.-Continuará.-
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