4/9/14
Hoja en Blanco
Reparo en que,
desde hace un buen rato, estoy ausente sin
siquiera divagar, como suelo hacerlo. Es que, si bien tengo por costumbre
abstraerme, antes de iniciar una nota, esta vez no es lo mismo.
Llegué a esta
lejana ciudad sureña hace tres años, convencido que me haría bien cambiar de
ambiente, después de terminar una
relación sentimental con Alicia, en la capital,
No fue fácil
adaptarme pero el trabajo intenso en un diario local, además de las
colaboraciones en un par de emisoras FM ; me ayudaron a hacer nuevas amistades,
en definitiva iniciar una nueva vida. Ahora
me daba cuenta de lo rápido que habían pasado los últimos tres años.
Apenas
instalado, me había integrado al Club Social, a fin de hacerme de amigos, más
allá de los compañeros de trabajo. Así fue que además de un lugar donde
concurrir los fines de semana para tomar una copa o bailar, reanudé la práctica
del tenis, deporte en que había incursionado en el secundario.
Asi las cosas,
después de haber estado saliendo con distintas jóvenes, hace algo más de un año
comencé a hacerlo con Camila. Con ella
parecía haber algo más profundo que un flirteo pasajero. Fue a esta altura que vino a
sacudir mi tranquila vida pueblerina enterarme de algo que era consecuencia de
mi anterior relación. Ya visitaba a Camila en su casa, lo que en los cánones
locales era equivalente a haber pedido su mano…
Comprobé que en la vida los hechos trascendentales no se presentan solos
o aislados sino que siempre viene a complicarlo otro acontecer relacionado: Ayer
he sabido, por un amigo común que Alicia está pasando una situación difícil y
ella misma le entregó a mi amigo una breve nota que ahora tengo en mis manos:
Emilio:
Cuando
rompimos, por orgullo y despecho, no te dije que esperaba un hijo tuyo; hoy
tiene dos años y tres meses .Venciendo mi orgullo y presionada por una difícil
situación personal pienso que es el momento de hacértelo saber. Podrás
perdonarme o no, pero por el niño te hago saber que él te necesita.Alicia
Estoy ante la
hoja en blanco sin saber cómo empezar a decírselo a Camila... Pasa más tiempo y
mi confusión aumenta. Hasta que decido vencer esta cobardía que me
paraliza y hablar con ella. A la hora del encuentro ya convenido contarle toda
la historia porque he decidido volver a
la ciudad definitivamente, conocer a mi hijo
y, si me lo permite, recomponer la relación con Alicia.