jueves, 27 de octubre de 2011

Pasión Campesina (Relato por entregas los jueves)

                                                                     *Paseo en Sulky



-¿Qué tal Zoilo…Te alcanzaste a tomar unas copitas en El Entrerriano? Le pregunta Doña Rosario apenas asentada su humanidad en el sulky.

Mas, como es habitual, el mozo alega que no bebe sino con el asado, y eso los días de fiesta.-

Detrás sube al carruaje Clarita quien, sabedora que sus pequeños deseos son la debilidad de su abuela, propone dar una vueltecita por la costa del lago…Pero el intento no prospera a pesar que Jacinta se suma, como casi siempre ocurre , al pedido de su casi hermana. Es que Doña es inflexible y argumenta que harán otro día ese paseíto.

Para las niñas, como para todos los moradores del lugar, incluso para Doña Rosario con tantos años y experiencias, hay una necesidad de acercarse al Lacar de tanto en tanto. Acaso para extender la vista sobre sus aguas y sin darse cuenta sentir un sosiego y una paz en el alma . Beber un caudal de la belleza colorida en verdes y azules de ese paisaje a la vez familiar y misterioso. Inhalar la brisa vivificadora que suele venir del oeste y cargarse de energías sin saberlo explícitamente ni preocuparse en comprender el porqué de ese imán para el alma de los montañeses.

-Total el lago siempre estará ahí. Agrega la veterana al ver una sombra de desazón en el rostro de las jovencitas. Es que Doña ya ha calculado los tiempos y sabe que se les hará tarde para preparar el asadito afuera, del cual se encargará Zoilo.

Y así emprenden no más el camino de regreso rumbo a “La Veguita” charla mediante, arte en el que la madrina sabe incursionar y distender la atmósfera de cualquier reunión social o familiar. El recurso esta vez es recordarles que tienen un invitado para la tarde.

Zoilo sospecha al instante de quién se trata y piensa en el enojo de Juan , hace un rato, en el bar.

Como Clarita lamenta que no se les ocurriera invitarlo a Amir al asado; su tutora aprovecha para aleccionarlas en que se debe ir poco a poco y enuncia:

-La primera vez que se invita a alguien a quien no se conoce, no debe ser a almorzar.

Los tres jóvenes piensan para sí que mucho menos será respecto a cenar, pero no lo dicen porque intuyen la respuesta.

Ya han sorteado la subida que implica el desnivel entre la margen del lago y el más elevado plano que arranca en el llamado arenal y se prolonga en La Vega; cuando Jacinta tiene la ocurrencia de preparar buñuelos o tortas fritas esa tarde. Lo enuncia sólo como posibilidad, para tantear el terreno en busca del permiso necesario por parte de Doña; pero es Clarita quien da el sí cuando pronta y espontánea exclama:
-¡Mejor buñuelos!
En tanto siguen la charla y la marcha; Zoilo, conduce el sulky y, mientras silba bajito, cavila.- (Continuará)

* Agradecemos por la  imagen que ilustra esta entrada  al  blog : http://grupolanceros.blogspot.com

Paréntesis

Disculpas pero es que  razones de fuerza mayor, impidieron el gusto de publicar la entrada correspondiente al pasado  jueves veinte.- Prometo indagar en el tiempo y en la vida de los personajes de esta "Pasión campesina" para rescatar, si acaso aun sea posible,  los hechos que se hubieran diluído.
En tanto , a continuación y mate de por medio, retomamos el relato con la siguiente entrada del día de la fecha.- Gracias y  nuevamente disculpas.- El narrador.-

jueves, 13 de octubre de 2011

Pasión Campesina (Relato por entregas los jueves)



Jacinta quien ya conoce las rutinas de esas salidas de domingos por la mañana, pronto encuentra a Zoilo a una cuadra de la plaza donde siempre las espera con el sulky. Claro que cerquita,  a media cuadra, está el bar del Entrerriano. Seguramente , mientras transcurre la misa, se llega a saludar gente, enterarse de algunas novedades acontecidas en el centro y también, aunque el criollito no lo admite, a tomarse una que otra copita.

Cuando la chica lo llama, él le hace señas para que  se acerque y suba al carruaje pero ella no quiere. Piensa desandar a pie la cuadra que los separa de las otras dos mujeres. Mas, ante la insistencia del muchacho accede y se ubica a su lado. Habitualmente quienes se ubican en el asiento, junto al conductor son Doña Rosario y Clarita mientras Jacinta se ubica en la pequeña caja, detrás del asiento.

-Tengo que contarte algo dice él.

-Bueno, pero rapidito, que la madrina tiene apuro por volver a las casas.

Entonces Zoilo larga el rollo: estuvo un rato en el bar y allí se encontró con Juan, que, bastante molesto le contó cómo, el día que Clarita no lo recibió, se fue al almacén para conocer al intruso y de lo que aconteció.

-Bueno…¿Y qué…?

Responde ella aparentando no dar importancia a lo escuchado y agrega:

-¡Ya, vamos! Doña nos va a reprender y quizá qué piense que estuvimos haciendo.

Y…¿ Qué íbamos a hacer? Replica el mozo al tiempo que, con las riendas, anima al caballo para poner el carruaje en movimiento.
                                                       (Continuará)

jueves, 6 de octubre de 2011

Pasión Campesina (Relato por entregas los jueves)

El domingo siguiente a los hechos recién relatados, cerca del mediodía, entreveradas en el gentío, Doña Rosario y sus jóvenes protegidas salen de la misa en la parroquia del pueblo. Antes de regresar a “La Veguita” y como acostumbran darán una vuelta por la plaza San Martín. Jacinta ha visto el carro del correo. Clarita pregunta si acaso habrá cartas para ellas, lo cual da pie a su abuela para responderle:


-¿Quién va a escribirte si cuando te visita un candidato te escondés?...

En eso Jacinta las alerta de que entre la gente está Amir viniendo al encuentro de ellas. Doña alcanza a comentarles a media voz:

-¡Qué delgadito el mozo, y peinado a la gomina…



Amir llega y saluda a las chicas, que le presentan a su madrina…

En esa charla, breve pero sustanciosa por la apertura del joven y la natural disposición al diálogo de Rosario, Amir comenta que está paseando para conocer el pueblo y dice haberlo encontrado muy pintoresco. En cuanto al paisaje lo califica de imponente…

Pregunta -¿Cómo se llama ese enorme cerro cubierto del verdor de los árboles , que parece se va a venir encima de uno, y lo señala…

-Curruhuinca , responden a coro las dos muchachas y le informan que se trata del nombre de la comunidad aborigen del lugar.

Luego de unos minutos de amable departir, allí en el aire luminoso del mediodía en la plaza, Doña puede notar que, tal como se lo describieron las chicas, es un joven cordial y de buena conversa. Tal vez fuera por eso que, antes de despedirse, la señora lo invita para que las visite esa tarde.

Clarita, agradecida, está muy contenta aunque, para sí, encuentra que su madrina ha dispuesto muy luego la vuelta a la casa. En efecto, la señora le ha pedido a Jacinta que busque al Zoilo que conduce el sulky para pegar la vuelta a casa.