jueves, 5 de diciembre de 2013

LA PRINCESA DEL AZAR


RECORDÁNDOLA

                                                                            Imagen tomada por Pablo E. Quiroga

RECORDÁNDOLA
Al dia siguiente Bernardo se despertó temprano pero con su cuerpo todavía cansado por el largo viaje. El traqueteo del tren donde siempre viajaba en camarote, lo cual no significaba que pudiera dormir sino que era un constante adormilarse para despertar segundos después, ya por los cambios de marcha o porque se detenía en una estación, ahí sía el cansancio lo dejaba dormir pero, a los pocos minutos cuando un tirón ponía el convoy en movimiento, se despertaba bruscamente. Y de nuevo el movimiento rítmico al avanzar las ruedas de metal sobre sobre rieles de acero. Sumado a ello el viaje de cuatro horas por el camino enripiado en partes y con tantos pozos y desniveles.

Pero no eran las incomodidades las que ocuparon su pensamiento esa mañana y es seguro que de buen agrado emprendería de inmediato otro viaje a Buenos Aires porque despertó recordando al Azar y a la mujer que allá conociera y que ya estaba instalada en sus afectos.
Todo el ámbito de la casa de juego con sus distintos sectores se le representaban tan apetecibles con las luces y el bullicio de la gente más la música muy suave y en cada sector la figura de Aurora, radiante y enigmática en ese ámbito donde a él se le antojó como una reina en todo el esplendor de una sofisticada corte de la alegría y los placeres.

Era seguro que Marta estaría desde muy temprano cumpliendo su tarea silenciosa y con el desayuno listo para él. Por su parte el capataz lo iba a esperar para recibir indicaciones acerca de algunos asuntos del quehacer habitual de la estancia. Esto lo trajo a la realidad y antes que  llamaran a su puerta, tomó impulso reuniendo todas sus fuerzas, especialmente de voluntad para levantarse y disponerse al trabajo. Como siempre, el desayuno preparado por Marta era suculento, compuesto por café, leche, pan casero y varias mermeladas que ella misma preparaba cada verano; y queso, el rico queso preparado por una mujer deel lugar que en primavera y en verano venía cada tres meses a y preparaba allí en la estancia las piezas que alcanzarían para casi todo el año.
Después del desayuno, el patrón salió para encontrarse con Fidel, el capataz,  quien lo puso al tanto de todo lo acontecido en los días de su ausencia. Bernardo le dio las indicaciones que consideró necesarias según los planteos del encargado. Un hombre de su entera confianza; como lo era Marta en la casa, Fidel era su brazo derecho en el trabajo de campo.

Después Bernardo caminó a pie por los alrededores del casco, estaba bastante maltratado por el viaje y por eso postergó, para un par de días después, la salida a caballo para un recorrido mayor. Caminó pausadamente entre el verdor de los antiguos árboles plantados ya en los tiempos de su abuelo. En el freso de la mañana bajo el cielo despejado de nubes, pensó que aquél lugar era lo más semejante a la idea que tenía del paraíso…¡Sin Eva! Fue la repentina acotación de su subconsciente.  


...........................................................................Continuará.........................................................................

"La princesa del Azar" es un relato imaginario, por lo tanto lugares y personajes no son reales.

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