sábado, 1 de abril de 2017

Un paso imporante


Esa noche, Bernardo la pasó a buscar y su prometida quizo que conociera a Rosalía. Él aceptó pasar sólo unos minutos por cortesía ya que estaba ansioso por estar a solas con Aurora y enterarse de la situación. Después, ya ubicados para cenar en el restaurante del que él era habitual cliente, ella le narró, brevemente y sin dramatizar, que había terminado con Esteban, lo cual Bernardo celebró y propuso un brindis. Del trato y de los términos del mismo se habló lo mínimo ya que ninguno de los dos estaba interesado en comentar  ese aspecto. El hombre sólo quiso saber si las cosas habían sido acordes al interés de ella y ante la respuesta afirmativa quedó conforme. Luego la conversación se fue encaminando a lo que a ambos les interesaba. El futuro como pareja. Aurora hubiese deseado poder partir junto a Bernardo hacia el sur, alejarse de esa ciudad que en tantos lugares le recordaba como un fracaso, la finalización de su relación con Esteban.  Pero no podía, debía retirar todas sus cosas del departamento, esperar para la firma de un documento  ante escribano y conseguir un lugar   donde vivir. Su prima tenía familia y ella no quería molestar,  se hubiera sentido incómoda. Y por otra parte necesitaría vivir sola un tiempo para poner distancia y reflexionar. Rechazó la propuesta de que se alojara en el  mismo hotel donde siempre lo hacía su prometido.

Bernardo también prefería que Aurora no viajara ya, le habría gustado pero tenía que preparar varias cosas en la estancia, la más importante  sería informarle   a Marta, el ama de casa que  había  sido su institutriz. Era como la figura de su madre y su padre juntos. También debería acondicionar una habitación matrimonial y pensó en varias reformas para ofrecerle mayor confort a su esposa. Pensarlo así le sonó raro, su esposa.

A ella le hizo bien que la cena transcurriera en un ambiente distendido y lleno de gestos románticos por parte Bernardo, ella se sentía bastante cohibida, acaso luchando con la culpa establecida por las costumbres en cuanto pautaban que una separación era  mal vista porque la mujer al elegir un hombre debía serle fiel hasta la muerte. Él partiría en tres días de regreso al sur y se ofreció para acompañarla en la búsqueda del departamento donde ella viviría hasta el feliz momento de concretar su unión.
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Esa noche fijaron fecha de  casamiento para dentro de dos meses. ( Continuará)
Los hechos narrados, lugares y personajes son imaginarios y por lo tanto no corresponden a la realidad)


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