jueves, 31 de mayo de 2012

Pasión Campesina





Doña Rosario en tanto  en la casa, trabajando y pensando había llegado, momentos antes, a entender que la felicidad de sus jóvenes protegidas era lo prioritario… Pero ella volvería a quedarse sola. Se dijo:- ¡Vamos Rosarito! así la llamaba su madre: Rosarito. ¿Por qué lo recordó ahora? Cosa seria la memoria de los humanos, pensó la mujer y unas lágrimas le borronearon la visión. 
-¡Vamos Rosario! Se dijo...Tu vida ya está hecha…tu tiempo ya ha transcurrido en la mitad y otro tanto…Ahora es el tiempo de los jóvenes, la vida les da paso a ellos.
Y vuelve a mirar por la ventana. ¿Es su vista nublada o Amir ha tomado la mano de su nieta? Y Jacinta…¿No está sentada demasiado cerca del  Zoilo?

Sonrió y se dijo: -No debés ponerte sentimental Rosarito… La vista debe estar clara para mirar, el oído alerta para escuchar…La felicidad de tus niñas, ya señoritas, debe ser  el propósito de tus desvelos para que estén bien y seguras el día que vos tengas que dejarlas. -Pero, sin trampas muchachos, todo a su tiempo y como Dios manda.
Y volvió a sonreírse.
Después tomó la canasta para recolectar los huevos, llenó un tarrito con maíz para darle a sus aves la comida de la tarde,  y se encaminó al patio.
Jacinta y Zoilo, esa tarde habían conversado y llegado a un acuerdo, hablarían al día siguiente con Doña Rosario,  le plantearían cómo pensaban continuar con sus vidas en adelante; de la mejor manera que a su entender podían hacerlo y seguir al lado de esa buena mujer, y eso los hacía tan felices.
Cuando terminó con su rutina de alimentar a las aves y cargar en la canasta el precioso producido de ese día, se dirigió hacia donde estaban las dos parejitas. Estas, ya alertas,  la esperaban sin manos tomadas ni brazos rodeando cinturas. Y lo hacían un poquito por temor a qué diría pero más por respeto a la veterana.
......................................................Continuará..........................................

jueves, 24 de mayo de 2012

Pasión Campesina




El rubor que ella no pudo evitar, encendió su carita, el pulso se aceleró y debió esforzarse para decir:
- Pediré permiso, ojalá la mami no tenga otros planes.
Esa tarde- huelga decir que Doña Rosario dio el visto bueno- siguieron charlando en La Veguita, después de tomar el té con que las mujeres quisieron agasajar a la visita, y del cual Zoilo participó incómodo porque hubiera preferido mate y tortas fritas; él pensaba que el té en tazas  y para peor con masitas dulces, eran cosas de mujeres.
Después salieron a estirar las piernas, caminar alrededor de la casa conversando y viendo las plantas, las aves en el gallinero, el agua que corría clara, generosa y fresca por la acequia.
Jacinta y Zoilo se sentaron en unos bancos debajo del frondoso maitén  mientras que Clarita y Amir conversaban junto al cerco que rodeaba el jardín, en el frente de la casa.
Doña Rosario, en tanto hacía alguna labor de las que nunca faltan en una casa, echaba de tanto en tanto una mirada por la ventana para ver a sus queridas niñas, sus hijas que le  brindó la vida como una forma de compensarla por no haber parido ella,  hijas mujeres. Y  a la vez que hacía su labor y acompañaba a distancia a los jóvenes, sus pensamientos recorrieron esa parte de su vida, a la cual parecía haber llegado tan rápidamente, desde que se hizo cargo de Clarita, que era una huérfana de madre y en ausencia del padre. Pensó que ya era una señorita, ambas jóvenes lo eran y ella veía venirse el tiempo en que se pusieran de novias y se casaran…Y, claro que, lo que más deseaba como madre era la felicidad de sus hijas pero…Pero…Siempre hay un pero en la vida.

Afuera de la casa, en tanto, en la tarde de primavera cordillerana, si algún paseante hubiera detenido su vista en las dos parejitas que allí estaban, habría notado en los  estaban sentados bajo el árbol, que el muchacho vestido de gaucho había rodeado con su brazo los hombros de ella y junto al jardín la otra parejita, estaba tomada de las manos.
Por suerte no sería Juan quien viera esta escena, para bien de todos, el impulsivo pretendiente, estaba en la estancia trabajando como mensual y llenando sus horas libres como jinete amansador de chúcaros. 
.......................................Continuará...................................
Los hechos y personajes de este relato son ficticios.-

jueves, 17 de mayo de 2012

Pasión Campesina




Caminaron los tres juntos la primera cuadra,  pronto Jacinta comenzó a retrasarse para dejar que Clara y Amir pudieran hablar entre ellos, sabía que Juan había partido hacia la estancia y por ende no aparecería por allí con vaya a saber qué planteo.
Después, se detuvo para admirar el parque y las flores que rodeaban una casa. Mientras, la parejita caminaba a paso lento bajo el sol del mediodía primaveral, hablando muy poco ella y conversando con facilidad él, quien ya  sabemos tiene el don de la palabra fluída y amena; mucho más cuando se encuentra a gusto, como ocurría en estos momentos. Le contaba Amir de una carta de su madre , con noticias de su familia en Buenos Aires y se encendía su rostro con una amplia y tierna sonrisa que emocionó a Clarita. Luego, notando su mutismo, él le preguntó si se encontraba bien y la respuesta fue:- Sí, muy bien. Y calló de nuevo. Entonces él joven le dijo que no quería ser él sólo quien hablara y le consultó si no tenía ella nada que contarle. Clarita se alarmó, su corazón dio un salto, pensando que Amir le estaba dando pie para que hablara de Juan.  Fuese por  intuición o porque la luz se hizo en su emocionado pensamiento, ella respondió:- Sí, tengo algo para contarte… Y es muy importante para mí. Voy a trabajar.
-Qué bien, ¿Y, dónde?
-Todavía no lo sé. Estoy buscando trabajo…
A partir de allí la conversación se hizo más animada entre ambos.  Clarita le relató cómo había tenido que convencer a su abuela y las salidas por las tardes en esa búsqueda.
Jacinta, a distancia los acompañaba y se había adelantado varios metros, se detuvo a contemplar en el ventanal de una tienda las telas de varios colores, otras estampadas  y un bonito vestido acondicionado en un maniquí de modista, esos sin brazos ni cabeza y de un solo pie… Pensó si acaso ella tendría alguna vez un vestido como ese, hecho por una modista especialmente y a su gusto y talle… No supo responderse y prefirió seguir caminado, antes buscó con la vista a sus compañeros de paseo y viendo que se habían detenido a su vez,  los llamó:
¡Eh, Clarita! Vamos…  La mamíta ya debe estar esperándonos…
Clarita respondió: ¡Sí, vamos!  Y dirigiéndose a su acompañante agregó: Vamos, Amir…
ÉL le dijo entonces: Quisiera visitarte esta tarde. 
........................................Continuará..................................................
Los hechos y personajes de este relato son ficticios.

jueves, 10 de mayo de 2012

Pasión Campesina




Cuando Amir la saludó extendiendo su mano, ella estaba colorada como una manzana y apenas pudo murmurar: “Buen día” sin animarse a nombrar al joven.
De inmediato fue Doña Rosario quien animó la charla preguntándole al muchacho  por su tío y cómo andaban las cosas en el negocio. La mujer no se había enterado del altercado que había provocado Juan,  porque ni Jacinta ni Clara se lo relataron.
Continuaron conversando y admirando las bellezas del lago Lácar, donde siempre habían lanchas y lanchones llegando o partiendo y sumando su movimiento al colorido del lugar. Un grupo de chiquilines jugaba a la pelota en una parte de la playa cercana al muelle. Mientras, hacia el otro sector más próximo a la desembocadura del Pocahullo, un grupo de changadores chilenos descargaba tablas de un lanchón parecido a un enorme bote de madera, pintado con brea, ese lanchón no tenía motor sino que era remolcado por una lancha. Los hombres bajaban hábilmente por un grueso tablón trayendo sobre sus hombros dos o tres tablas  desde el navío hasta un camión canadiense que estaba estacionado lo más cerquita posible, a unos cinco metros del agua.

Mientras, Clarita no abría la boca, y los que más conversaban eran Doña Rosario y Amir. Jacinta intentó apartarse para hablar a solas con Zoilo, pero su amiga la retuvo tomándola de la mano, tanto temor tenía de quedar a solas con Amir ; es que no sabría qué decirle.
En un momento Doña Rosario se disculpó agregando : -Zoilo me va a llevar hasta un almacén  para comprar unos panes de sal para las vacas y otras cosas que necesito en la casa. Ustedes conversen mientras y disfruten del paisaje. Volvemos en media horita más o menos.
Jacinta hubiese querido ir para no separarse de Zoilo,  Clarita  casi pide acompañar a su abuela, mas se dio cuenta a tiempo que hacer eso hubiera sido una descortesía hacia Amir…¿O acaso no lo hizo porque la emoción fuerte de hablar a solas con el joven le agradaba…?
Antes que partiera el sulky, Jacinta propuso caminar hasta el almacén y allí reunirse con Zoilo y Rosario.
-Bueno, nos encontramos allá, estaremos en Kraitman o en Elorriaga y Elguero.  Respondió Rosario.
Y mientras el carruaje se alejaba hacia el centro del pueblo, por la calle principal, de tierra y con acequias a ambos lados, los jóvenes se pusieron a caminar en la misma dirección, con el paso lento de quienes gustan de caminar,  mirando con curiosidad  casas, gentes y negocios que no eran su escenario de todos los días.
Clarita pensaba, para sí,  cómo abordaría con Amir el asunto de lo acontecido con Juan y dudaba si  quedaría bien que ella sacara el tema si no lo hacía él.
....................................................Contnuará..............................................
Los hechos y  personajes de este  relato  son ficticios.


domingo, 6 de mayo de 2012

Pasión campesina



                                                      San Martín de los Andes en los años treinta


Dijo Rosario temiendo en su interior que al salir de casa a trabajar, su nieta comenzaría a alejarse y finalmente la perdería.
Clara se mantuvo firme y en el correr de los días consiguió que hicieran algunas recorridas por casas de familia buscando trabajo. Con esa intención, en las tardes, ya cumplidas las tareas principales, Zoilo preparaba el sulky y, como en los paseos del domingo, todos se dirigían al pueblo. Rosario aprovechó para ofrecer a la venta algunos productos de La Veguita, quesos y huevos principalmente. Al vender en las casas conseguía mejores precios que dejándolos a consignación en alguno de los comercios de ramos generales.
Clarita estaba algo desanimada viendo que las ofertas de trabajo doméstico eran muy mezquinas en los sueldos ofrecidos y abundantes en tareas para realizar. Mas no perdió el ánimo y con la compañía de la fiel Jacinta, iba por las casas en busca de la salida que deseaba para iniciarse en el trabajo.
Por su parte Doña Rosario siempre las acompañaba y si bien seguía preocupada por el paso que quería dar su nieta, iba progresando en comprender que aquella no era una muchacha apropiada para hacer tareas de campo. Finalmente  se fue convenciendo a sí misma que estaba bien que buscara un  trabajo de su agrado. No iba poder retenerla siempre bajo su  tutela.-
Zoilo se había enterado de la alterada visita de Juan a  El Baratillo. Uno de los parroquianos le había contado, acaso exagerando los detalle; y él se lo contó a Jacinta. Como no podía ser de otra manera la joven se lo contó a Clarita y ésta se sintió muy mortificada por el mal momento que imaginaba habría pasado Amir.
Con esa noticia se atemperó el  sentimiento de culpa por haber rechazado a Juan y acaso creció su simpatía por el otro jovencito que, sin culpa de nada, había tenido que soportar el enojo de su ofuscado pretendiente. Se propuso disculparse, y se preguntaba qué pensaría de ella Amir. Acaso pensaría que era la novia de Juan…Porque, si no fuera así, que razón había tenido para ir a hablar en su defensa en el almacén.

El domingo siguiente  después de la misa dieron, como era costumbre, un paseo por el centro, después las chicas pidieron ir a la costanera del lago donde siempre alguien paseaba y se  observaban los lanchones cargados con maderas que traían de los aserraderos o las balsas flotantes que remolcaba “El Cisne” con troncos talados en los bosques. En eso estaban cuando,  de pronto,  se encontraron con Amir.
 Clarita hubiera deseado no estar allí.
..................................................Continuará...........................................
Los hechos ypersnajes de este relatoson ficticios.