jueves, 10 de octubre de 2013

"LA PRINCESA DEL AZAR"

INTUICIÓN

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Diez pasos y estuvo junto a la mesa cuatro de ruleta, se apostaba fuerte, bueno para la casa. se detuvo un momento y prodigó sonrisas, algun ¡Hola! y un ¡Buenas noches! ...Qué tal... continuando su recorrido sin esperar respuesta.

Hizo nuevas paradas en las mesas cinco y seis; después miró unos minutos en punto y banca, había dos lugares libres, a veces jugaba un par de manos pero ahora pareciera que algo titilaba en  su subconsciente. Siguió su ronda, don Manuel, antiguo cliente de la casa la saludó con su acostumbrado " Dichosos los ojos..." que ella agradeció con leve sonrisa para continuar, fina y distante, su itinerario hacia el bar. Casi todas las mesas estaban ocupadas por mayoría de habitués que charlaban antes de pasar al salón de juegos o bien entre una y otra incursión a probar suerte. Algunos sólo venían en busca de esparcimiento conversando, mostrándose en público  y viendo gente mientras paladeaban un café o una copa e incluso algún bocadillo para sostener el estómago vapuleado por las bebidas. 

En una de las mesas conversaban los dos señores que había visto entrar un rato antes. Al de traje oscuro ya lo conocía porque venía con frecuencia, a veces acompañado por una dama, pero esta noche lo hacía con otro caballero al que estaba segura de no haber visto antes. de haberlo visto lo recordaría, pensó. De nuevo algo titiló en su intuición femenina mas su semblante, habituado a no reflejar lo que pasaba en su interior, siguió inmutable. No permitia que nada de lo que la alertara,  preocupara o  disgustara en aquel recinto trascendiera en su bien modelado rostro, ni en sus ojos oscuros, ni en algún rubor de su tez.
Aurora continuó su itinerario sonriendo a unos, observando a otros como si su mirada al posarse aquí, allá, en tal o cual concurrente fuese repartiendo bendiciones laicas que a no pocos incautos se les antojarían como pesagios de suerte en el azar pero que, en realidad, lo que hacían era constatar que la suerte siempre fuera a favor de ella y de su socio, únicos beneficiarios finales en aquella rueda de la fortuna.
Pasó junto a la mesa de los dos caballeros en los que había reparado y aunque no se detuvo, pareció que lo haría porque se tomó uno instante para sludarlos con un inaudible ¡Hola! al tiempo que iluminaba su rostro una leve sonrisa . Siguió con su andar de reina y aunque ya no los veía intuyó sus miradas,más nítida y clara la del desconocido y no dudó que hablaban de ella.
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Los hechos, personajes y lugares del presente relato son imaginarios.Publicación en blog Iniciada el jueves3/10/13.----------------------------------------------------------------------------------

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