La Reja óleo s/ lienzo autor F.fader
Pero Rosario supo sacar fuerzas de la flaqueza, no en vano ya había superado la temprana muerte de su marido y criado al hijo, prácticamente sola, cuando era un adolescente que apenas pisaba los quince años. Debió trabajar duro en las faenas de la granja donde su marido sembraba de todo un poco y ella ordeñaba un par de vacas lecheras para hacer quesos y venderlos. Así, con los productos de la huerta, que era la parte a cargo del hombre y su venta de quesos, iban tirando con la familia. Cuando Remigio enfermó y no hubo manera de salvarlo ni en Zapala donde fue llevado porque tenía familia, el mundo se oscureció para ella. Pero superó su dolor poniendo la fe en Dios por delante y pensando en ese muchacho adolescente, fruto del amor de su matrimonio y entonces modificó un poco el medio de subsistencia. Los cultivos se redujeron a hortalizas que, con la ayuda del hijo servirían para el propio consumo y la venta del excedente.
Por otro lado aumentó de dos a seis las vacas lecheras, que eran su fuerte; habló con un vecino que tenía tambo y todos los días, de paso al pueblo, retiraba un envase conteniendo diez litros mientras que ella con la mayor parte del producto del ordeñe preparaba quesos que vendía a mejor precio en negocios del centro y también a forasteros que solían llegar a conocer el lugar. Eran tan reconocidos sus quesos que hasta llegó a tener pedidos de Junín y una vez quisieron contratarla de una estancia de esos lados para que fuera a preparar quesos a sueldo fijo. Más eso significaría trasladarse allá y no eran los propósitos de la mujer. De ninguna manera.
Cuando Clarita cumplió los quince su abuela meditó mucho, pasó noches enteras en vela y tuvo la certeza, porque en su mente lo decidió, que su hijo estaba muerto. Muerto de verdad, ido al otro mundo y …¿Si no estaba muerto? …Peor entonces, porque si nunca le escribió unas líneas, ni mandó un mensaje por boca con cualquier cristiano que viniera para estos lados…Eso significaba que no amaba a su madre ni a su hija…Y por eso, su corazón de madre decidió matar su recuerdo renunciando a la espera del hijo y centrar su amor y su vida en Clarita.
Ese era el motivo que ahora, de un par de años a esta parte, temiendo que en cualquier momento Tata Dios la llamara, le urgía que Clarita formara su familia con un hombre que la amara y la protegiera y que ambos iniciaran su propia familia, la que el destino le había negado a ella. (Continuará)
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*Los hechos ypersonajes de este relato son ficticios.-
*La dos imágenes que ilustran esta entrada pertenecen a cuadros del pintor Fernand Fader, nacido en Burdeos ,Francia pero quien vivió la mayor parte de su vida en nuestro país, en la infancia en Mendoza y radicado luego en Córdoba donde realiza la mayor parte de su producción plástica.
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